El 2019 marcó el surgimiento de otro experimento basado en cripto, ya que las instituciones financieras centralizadas de todo el mundo comenzaron a contemplar la idea de una moneda digital del Banco Central [CBDC].
El Banco de China encabeza este juego, después de anunciar que su CBDC nativo ya casi será lanzado; en informes recientes, el Banco de Canadá también entró en escena, con las discusiones sobre un activo digital propuesto.
Según un reciente artículo de opinión en el Wall Street Journal, J. Christopher Giancarlo, ex Presidente de la Comisión de Trading de Futuros de Productos Básicos (CFTC) y Daniel Gorfine, ex Director de LabCFTC, sugirieron que el efectivo digital basado en Blockchain puede permitir una salida para que el dólar en baja compita en la próxima «era digital».
Giancarlo afirmó que el activo digital propuesto sería autorizado y mantenido por una entidad no gubernamental independiente; pero sería respaldado por la Reserva Federal, bancos centralizados y otras organizaciones de pago. Se entendió que la stablecoin basada en USD realizaría transacciones tanto para pagos nacionales como internacionales.
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Ambas personalidades de la CFTC enfatizaron que la seguridad y la transparencia serán aspectos clave habilitados por el activo virtual y también se le dará mayor importancia a facilitar transacciones más rápidas para micropagos.
El principio de funcionamiento subrayado por ellos sugirió que el capital aportado al sistema se cambiaría por dólares estadounidenses virtuales en la red Blockchain, y el efectivo se mantendrá de forma segura en cuentas de custodia especiales supervisadas por la Reserva Federal.
Concluyendo la propuesta con el hecho subyacente de que tal sistema aún no había visto la luz en ninguna parte del mundo, dijeron:
“No existe una solución perfecta para abordar los desafíos y las promesas de la moneda digital, ni nadie puede predecir todos los avances tecnológicos que generarán estos esfuerzos. Estados Unidos debe establecer, una vez más, un equipo con las mentes más brillantes del mundo, ahora para actualizar un orden económico global que garantice nuestra libertad y prosperidad».
