Contratos inteligentes explicados en 5 puntos claros, sencillos y en español
¿Qué son los contratos inteligentes?
Como se puede asumir por su nombre, un contrato inteligente (smart contract) es la versión digital de uno tradicional, pero con todas las ventajas que la tecnología ofrece: autonomía, seguridad y confianza. Los contratos inteligentes son programas informáticos que tienen la capacidad de cumplirse, de manera automática, cuando los términos preestablecidos por dos o más partes se cumplen.
Los contratos inteligentes se construyen por medio de una serie de instrucciones que se ejecutan al pie de la letra, sin necesidad de intermediarios o mediadores: si el requisito “A” se cumple, la consecuencia “B” sucederá de forma inmediata.
Si bien los contratos inteligentes ya existían en otras plataformas, pues fueron inventados en los noventa por Nick Zsabo, obtuvieron una mayor popularidad gracias a la tecnología Blockchain (que facilita la inmutabilidad de los acuerdos y, a su vez, tiene naturaleza pública), dando mayor confianza a las industrias que los utilizan.
¿Cómo funcionan los contratos inteligentes?
Un ejemplo sencillo sería el traspaso de un fideicomiso, el cual requiere que el beneficiario tenga cierta edad; en el contrato inteligente se indica el año en curso, la fecha de nacimiento, la edad que debe cumplir el beneficiario para recibir el dinero, la cartera en la que debe depositarse el monto.
Cuando dicha persona alcanza la edad requerida, el contrato inteligente se ejecuta, enviando los activos a la cartera establecida. A diferencia de su contraparte tradicional, que se puede prestar a interpretaciones o intereses, en Blockchain esto es imposible porque los contratos son inalterables y muy específicos.
Sin embargo, para poder crear uno de estos contratos, es necesario tener conocimientos en programación, o contratar algún servicio que lo haga por nosotros, aunque desarollos recientes buscan hacer de su programación una labor más sencilla.
Actualmente, se pueden encontrar firmas de abogados que ya requieren que sus candidatos cuenten con conocimientos básicos en programación para que puedan elaborar este tipo de documentos. Por ejemplo, En Argentina, Dtecdeal, una plataforma de contratos inteligentes, se asoció con Derito, un bufete jurídico.
¿En qué industrias son útiles los contratos inteligentes?
Apuestas: eliminaría la necesidad de terceros de confianza a la hora de apostar. Dos o más partes pueden recurrir a un contrato inteligente para asegurar que las condiciones establecidas van a cumplirse.
Cadenas de suministro: con un código bien construido se pueden automatizar y registrar de forma segura, a través de los contratos inteligentes, toda la información relacionada con un envío, creando un rastro permanente e inalterable, es decir, obtienen transparencia, rastreabilidad y prevención de robo.
Compañías de seguros: pueden servir para administrar los procesos internos, pues todo se registra en Blockchain para que contribuya a la gestión de pagos, las notificaciones de accidentes, las indemnizaciones, etcétera.
Autentificar obras de arte: mediante contratos inteligentes y Blockchain se puede llevar un registro preciso de la ubicación de costosas obras de arte o exposiciones en museos, para así evitar el robo y la falsificación.
Registro y cambio de propiedad: es posible inscribir documentos en Blockchain para establecer una propiedad, y después cambiar al titular mediante contratos inteligentes. Suecia ya está probando su propia plataforma para lograrlo, mientras que en Holanda, el banco ABN AMRO está diseñando un sistema para bienes raíces basado en esta tecnología.
Elecciones: tanto para el registro como para la verificación fidedigna de votos, o de resultados en cualquier encuesta. Esto podría aplicarse a un tema trivial, o hasta las elecciones gubernamentales, lo que evitaría las clásicas trampas que existen en diversos países. Incluso se podría establecer una consecuencia inmediata, según los resultados.
¿Cuándo se usarán los contratos inteligentes de forma cotidiana?
Por el momento, los usos de los contratos inteligentes son limitados y relativamente básicos, pues se acotan a la tecnología que tenemos pero, idealmente, cuando el Internet de las Cosas (IoT) sea una realidad, podremos ver más usos, ya que, sin duda, representan una reducción de costos en diferentes ámbitos.
Es importante mencionar que, dependiendo de la plataforma elegida para desarrollar un contrato inteligente, el lenguaje de programación puede variar. Por ejemplo, para Ethereum, se usa Solidity, mientras que en Cardano se usa Haskell. Las Blockchain más conocidas para smart contracts son: Ethereum, EOS, Tezos, Cardano y NEO.
Aunque el desarrollo de contratos inteligentes está avanzando lentamente, hay un fuerte interés por esta tecnología, pues incluso algunas universidades buscan introducir a sus estudiantes en el tema y, en otros casos, ya han emitido títulos para sus alumnos mediante programas piloto. Además, algunas empresas ya los utilizan a través Enterprise Ethereum Alliance, para realizar tareas básicas.
Según la consultora Capgemini, se impondrán en la industria en sólo tres años gracias a la eficiencia y el ahorro que pueden proveer.
La pregunta del millón, ¿son legales los contratos inteligentes?
Todo depende de las regulaciones de cada país, o de la interpretación del contrato mismo, pues al escribirse en Blockchain, pueden ser consultados desde cualquier lugar en el mundo, por lo que e mantienen en la llamada “zona gris”.
En 2014, el artículo de Samuel Bourque y Sara Fung Ling Tsui titulado A Lawyer’s Introduction to Smart Contracts, llega a la siguiente conclusión:
“La actual posición legislativa, al tiempo de este escrito, es muy simple: nunca se han discutido en las legislaturas. La razón es que, por supuesto, esta discusión es preventiva, ya que los contratos inteligentes no están públicamente disponibles como un producto o servicio, aunque hay un software de versión beta para demostrar el concepto tecnológico. Pueden ser ilegales, al igual que las criptomonedas cuando se les aplican leyes inflexibles; algunas jurisdicciones pueden tener regulaciones inherentes que prohíban los SC”.
Aunque dicha discusión ya no es preventiva, pues Ethereum y sus contratos inteligentes nacieron en 2015. Sin embargo, no es posible afirmar que son ilegales o que están prohibidos.
Todavía hay bastantes consideraciones legales que deben resolverse en cuanto a este tema, pese a que sí ha habido una apertura. Por ejemplo, en Arizona, E.U., tienen la misma condición que los contratos tradicionales.