Bitcoin [BTC] y otras criptomonedas surgieron como una reacción a los ineficientes sistemas financieros tradicionales, por la creciente crisis de confianza en ellos. Es bien sabido que bitcoin se ha utilizado como una «válvula de escape» en países con regímenes opresivos como Venezuela o Zimbabwe, y más de una década después de su creación, se puede decir con seguridad que Blockchain tiene aplicaciones potenciales mucho más allá de las finanzas.
Por eso, Alex Gladstein, CSO de The Human Rights Foundation, cree que el «máximo impacto potencial humano» de cualquier tecnología no se conoce de inmediato, y que BTC tiene un papel importante que desempeñar, ya que el mundo actualmente está experimentando una «transformación social masiva». En el podcast «The Scoop», Gladstein, comentó:
«Por mi experiencia, las personas con las que trabajo y las situaciones que veo todos los días, he comenzado a darme cuenta de que el impacto de bitcoin será similar al de Internet, una tecnología que descentralizó los medios y el acceso a la información».
El futuro de la humanidad
Opinó que en una década o dos, no habrá papel moneda, por lo que, para que las personas protesten por sus derechos y responsabilicen a su gobierno, habrá «necesidad de una versión digital del efectivo». Continuó:
«Eso es lo que creo que nos han dado con bitcoin. Pienso que las personas que construyen en el ecosistema de BTC están contribuyendo a esto”.
Admitió que bitcoin no es una solución para los problemas sociales, aunque una moneda digital descentralizada es una mejor opción:
«Ciertamente, bitcoin no es una panacea, sino una solución para una sociedad que gusta del dinero abierto, que es accesible para todos, es resistente a la censura y nos brinda privacidad. Creo que, necesariamente, dicha sociedad será mejor que aquella donde el control del dinero está centralizado, retenido por un poder arbitrario, y donde puede ser confiscable, rastreable, ya sea por gobiernos o corporaciones».
